El Palacio de Navarra en Pamplona

Palacio de Navarra (Pamplona)

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El Palacio de Navarra cierra el lado este del paseo Sarasate, sede de la Presidencia del Gobierno y de diferentes dependencias administrativas de la Comunidad Foral.

Se construyó entre 1840 y 1851 sobre el solar que había ocupado el convento de Carmelitas Descalzas hasta la desamortización, siguiendo el proyecto de carácter clasicista del arquitecto José de Nagusia.

La fachada del Palacio de Navarra en Pamplona, como el resto del edificio, presenta gran nobleza, tanto por el sillar utilizado como por el lenguaje arquitectónico, patente en la larga secuencia del pórtico que hace las veces de basamento sobre el que se elevan dos pisos de marcada horizontalidad, rota por el cuerpo adelantado, el cual por su localización en el centro así como por la acumulación de propuestas se presenta como verdadero frontispicio.

En efecto, sus dos niveles organizan un variado ritmo de huecos, diseño recto para los tres balcones flanqueados por hornacinas y ventanas térmicas sobre el conjunto. Los huecos son separados por columnas dóricas de orden gigante que dan paso al clásico entablamento de triglifos y metopas, así como al gran frontón triangular de remate, en el que originariamente había un sencillo óculo, sustituido en 1951 por el relieve realizado por Fructuoso Orduna bajo la dirección de Víctor Eusa.

En él se representa el escudo de Navarra entre dos personajes masculinos, con atuendo clásico, que simbolizan al hombre montañés y al ribero, la unión de las dos grandes y diversas zonas de Navarra.

A Orduna se le deben también las esculturas de bronce de los monarcas Sancho el Mayor y Sancho el Fuerte, símbolos de la grandeza histórica del reino por aquel entonces y que se incorporan a las hornacinas del piso noble. La importancia de este nivel viene enfatizada por el balcón corrido que lo ciñe. El protagonismo de este frontispicio se corresponde en el interior del palacio con el salón del Reino, la estancia más noble del edificio. Éste se organiza, como en los palacios clásicos, alrededor de un patio central, con soportales de piedra que describen un medio punto.

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